¿ Cómo podemos crear vínculos emotivos a través del masaje infantil?
La importancia de crear vínculos con el bebé:
En todo el reino animal, son los enlaces afectivos y táctiles entre madre e hijo los que aseguran una buena interacción y desarrollo en tiempos futuros.
Los estudios del reino animal descubrieron el fenómeno del imprinting. El etólogo Konrad Lorenz mostró que los patos están biológicamente programados para vincularse y seguir al primer objeto en movimiento que ven.
Harry Harlow y sus colaboradores (estudio de monos y cabras), hallaron tiempos críticos de vinculación que eran importantes no solo para la supervivencia física de las crías, sino también para su salud emotiva.
En el caso de los animales, el periodo crítico para el proceso de unión es de minutos u horas después del nacimiento. La madre se vincula con sus hijos a través del acto de lamer, un tipo de masaje que, a su vez, ayuda al pequeño a ajustarse físicamente a la vida fuera del vientre materno. Si no existe este contacto en este periodo, es probable que la madre lo rechace o descuide.
John Kennell y Marshall Klaus, realizaron estudios similares entre humanos. Demostraron que también existe un periodo de importante vinculación. El tiempo crítico es más flexible, pudiendo continuar incluso meses o años después del nacimiento.
Además de la vinculación-unión, se habla también de apego (attachment), una vinculación de tipo más emotiva.
- La vinculación-unión (Bonding) tiene relación con el nacimiento y nuestra conexión de tipo animal.
Frank Bolton, en su libro <<When Bonding Fails>>, describe la vinculación como un proceso unidireccional que comienza con la madre biológica durante el embarazo y continúa en el parto y los primeros y los primeros días de la vida del bebé.
Kennel y Klaus lo definen como “una relación única entre dos personas que es específica y dura en el tiempo”
- El apego aviene con el tiempo y puede suceder entre dos seres cualquieras.
Por el contrario, el apego es una interacción entre padres e hijos, sea biológica o no, que se desarrolla durante el primer año de vida conjunta y que se refuerza durante toda la vida. Los describe como el sentimiento de que el otro ser es “irremplazable”.
Pero estos dos conceptos suelen usarse de forma intercambiable, ya que en los humanos el periodo de vinculación (bonding) está tan poco definido que se superpone con el apego (attachment).
En el lenguaje cotidiano utilizamos estos términos para referirnos al amor que se desarrolla entre padre e hijos, ya se trate de un hijo biológico o adoptado.
Ambos términos son vistos desde el masaje infantil como <<el completo espectro de intimidad que se produce con el tiempo y que puede verse acrecentado a través de la práctica de las caricias, el tacto, en definitiva, la práctica del masaje infantil>>.
En los estudios realizados por Kennel y Klaus, donde se obtuvo que los besos, los abrazos, y las miradas prolongadas eran indicadores de un vínculo en aumento.
Se entiende por vinculación ansiosa a la falta en el bebé de amor consistente y fiable. Esto hace que el bebé no pueda confiar en que sus necesidades serán satisfechas y además no facilita una visión del mundo como un lugar positivo y amistoso.
Como consecuencia, estos niños temen el mundo y les cuesta confiar y abrirse a los demás; con frecuencia tiene un rencor inconsciente que posteriormente sale de forma inapropiada. Les cuesta crear vínculos sólidos de amor porque, en calidad de bebés ansiosos no aprendieron a confiar en los demás.
El bebé humano no tiene medios físicos para iniciar el contacto con su madre y satisfacer así sus necesidades. Su vida depende de la intensidad de la unión emotiva de sus progenitores. En los casos en los que se ha dado un contacto amplio y temprano madre-hijo, los resultados son realmente positivos.
El niño que está a cargo de otras personas durante el día:
Según muchos psicólogos, las roturas en el proceso de vinculación pueden penetrar profundamente en la psicología del bebe, engendrando un rencor que al final se manifiesta en otras lesiones a otro ser humano. La separación temprana puede amenazar sus lazos de unión y crear estragos en su vida posterior. Es decir, aquellos niños cuyas uniones se han visto teñidas de ansiedad o cuyas familias son incapaces de ejercer influencia y límites en su comportamiento, crecen mostrando graves problemas psicosociales que difícil de dirigir y curar.
Lo importante de todo esto es la calidad de cuidado que recibe el niño, independientemente de quien lo ofrezca, y la calidad del ambiente hogareño cuando el bebé regrese a casa. Aun así, los padres son los mejores de sus hijos ya que esta es la época en que se forman los vínculos más importantes, que mayor impacto tienen en la psicología y comportamiento del bebé y, por tanto, en la forma que va a responder a los compañeros y a la cultura durante toda su vida.
Investigaciones realizadas por el National Institute on Child Health and Deselopment en 1996, se llevó a cabo un seguimiento de 1300 familias mientras sus hijos pasaban de su etapa de bebés a los siete años de edad; fueron observadas tanto en situaciones de cuidados sustitutivos como en casa. El estudió hallo que los bebés en guarderías poco adecuadas o con gran cambio de canguros, tenían una mayor tendencia a desarrollar relaciones ansiosas o inseguras, sobre todo si sus madres no respondían a sus necesidades.
La posibilidad de crear relaciones saludables o no, no dependen del número de horas que estén en las guarderías, si no de la creación de un entorno familiar donde se establecen relaciones de calidad, las relaciones de calidad en la guardería y además la que ofrece el canguro.
Los estudios también mostraron que unos cuidados sustitutivos de buena calidad pueden impedir el bajón en el CI que tiene lugar entre los doce y trece meses de edad en niños que viven en entornos desfavorecidos.
Por ello, si uno de los progenitores se queda en casa y la pérdida de autoestima genera un estrés importante en él, esto llegará a afectar negativamente al pequeño, incluso más que si fuera llevado a un guardería de calidad y los padres les ofreciera afecta y amor tras llegar del trabajo.
De esta forma, el masaje diario puede ser una ayuda enorme cuando se trata de mantener e intensificar los vínculos afectivos entre padres y bebé que está a cargo de otras personas durante todo el día.
Tras una jornada intensiva de trabajo, los papas llegan con muchas ganas de ver a su bebé y de poder darle un masaje. Cuando una madre o padre da un masaje a su bebé después de estar todo el día separado de él, el bebé puede tener conductas agitadas, llorar más e incluso parecer que no quiere que le de el masaje o que está más cómodo cuando se lo da la canguro. Esta situación provoca en los padres un sentimiento de culpa y disgusto, pero debemos verlo desde otro prisma.
En esta situación ocurre lo siguiente, el bebé que es tocado por su madre tras horas de separación, llora y muestra así el estrés que ha sufrido hasta ese momento, es decir, se desahoga. Su madre o su padre es el mejor instrumento que tiene para liberar las tensiones que ha acumulado durante todo el día. Considerándolo así, los padres también pueden liberar la tensión creando empatía a través de la voz, y continuando el masaje con técnicas de sujeción o intercalando descansos intermedios.
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