Contacto piel con piel I


El manejo médico perinatal moderno ha impuesto un patrón de separación temprana de madre y bebé, aunque actualmente se está produciendo cambios y cada vez se respeta más el llamado “contacto precoz” de la madre y  el recién nacido. Este contacto entre madre y bebé  recién nacido (RN) es la norma biológica de la especie humana, aportando protección, calor, estimulación social y nutrición al lactante.

En todo el reino animal,  son los enlaces afectivos y táctiles  entre madre e hijo  los que aseguran una buena  interacción  y desarrollo en  tiempos futuros.

El etólogo Konrad Lorenz, en sus estudios del reino animal, pudo mostrar  que los patos están biológicamente programados para vincularse y seguir al primer objeto en movimiento que ven.

Por su parte, Harry Harlow y  sus colaboradores, en sus estudios con monos y cabras,  hallaron tiempos o periodos críticos de vinculación que eran  importantes  para la supervivencia física de las crías y también para su salud emotiva.

En el caso de los animales,  el periodo crítico para el proceso de unión es de minutos u  horas  después del  nacimiento. La madre se  vincula con sus hijos a través del acto de lamer, un tipo de masaje que, a su vez,  ayuda al pequeño a ajustarse físicamente a la vida fuera del vientre materno. Si no existe este contacto en este periodo, es probable que la madre lo rechace o descuide.

John Kennell  y Marshall Klaus, realizaron estudios similares entre humanos. Demostraron que también existe un periodo de vinculación, en este caso, ellos el tiempo  crítico es más flexible,  pudiendo continuar  incluso meses o años después del nacimiento.

A este periodo inicial se le denominó imprimting, y hace referencia a la vinculación-unión que se produce entre madre e hijo en los primeras horas después del nacimiento.

Además de la vinculación-unión, se habla también de apego  (attachment), una vinculación de tipo  más emotiva. John Bowlby fue la primera persona que escribió de forma extensa el tema del apego y su pérdida en 1969, 1973 y 1980. En 1982, John Kennell y Marshal Klauss se hicieron famosos por sus estudios y definición del proceso de los vínculos en los humanos. Definieron los vínculos como “la relación única entre dos personas, que es específica y  perdura a través del tiempo”. En 1985, Joseph Chilton Pearce describió los vínculos como “la dinámica de las relaciones, la fuerza que relaciona aparentes separaciones con un subyacente estado de unidad”. Más tarde Mary Ainsworth en su trabajo con niños en Uganda, encontró una información muy valiosa para el estudio de las diferencias en la calidad de la interacción madre-hijo y su influencia sobre la formación del apego. Ainsworth encontró tres patrones principales de apego:

  • Niños de apego seguro que lloraban poco y se mostraban contentos cuando exploraban en presencia de la madre.
  • Niños de apego inseguro, que lloraban frecuentemente, incluso cuando estaban en brazos de sus madres.
  • Niños que parecían no mostrar apego ni conductas diferenciales hacia sus madres. Estos comportamientos dependían de la sensibilidad de la madre a las peticiones del niño.

La diferencia entre vínculo y  apego son muy pocas, incluso en algunos idiomas se utilizan como sinónimos.  Independientemente de qué palabra usemos,  todos están de acuerdo en que tanto el vínculo como el apego es un proceso más que un acontecimiento y es un asunto de interacción recíproca, en que cada participante tiene un papel  de facilitar  cada etapa. Son los pilares que proporcionan confianza y  seguridad.

El vínculo o apego, es crucial para el desarrollo de la humanidad. Es una dinámica básica en la existencia humana. Nos referimos al vínculo y al apego como la acción que involucra la conexión entre dos seres humanos y en la calidad de esta conexión. De todos modos, sobre el apego hablaremos en otra ocasión, ya que es un tema que merece un detenimiento especial.

¿Qué es el contacto precoz o contacto piel con piel inmediato?

Se conoce como contacto precoz el contacto  piel con piel (CPP) entre el RN, nada más nacer y su madre. Dependiendo del momento, se habla de:

  • Contacto piel con piel (CPP): Inmediato al nacimiento.
  • Contacto precoz (CP): Durante la primera hora después del parto.

Terry Brazelton describió 6 estados de conciencia en los recién nacidos según estén durmiendo o adormilados, despiertos o incluso llorando. Generalmente nada más nacer y aproximadamente durante las dos primeras dos horas después del nacimiento, al bebé lo podemos encontrar en alerta tranquila, con los ojos abiertos, despierto, sin apenas moverse y pendiente de lo que ocurre a su alrededor. Este periodo se denomina Periodo Sensitivo del RN, provocado por la descarga de noradrenalina que tiene lugar durante el parto (Porter, 2004)

Que el bebé  RN se encuentre en periodo sensitivo durante estas dos primeras horas nada más naces, es fundamental para la impronta (imprinting) que se ha de establecer   con su madre.

Konrad Lorenz, el padre de la etología, descubrió que los gansos recién nacidos reconocían a su  madre por ser el primer ser vivo que veían nada más salir del cascarón.

Los seres vivos recién nacidos dependen de su madre para sobrevivir y nacen con algunas habilidades que les permite reconocerla. El cachorro humano es el ser más indefenso de la naturaleza, pero durante los 9 meses de embarazo:

  • Ha oído la voz de su madre (modificada y  mezclada con otros sonidos).
  • Ha estado con el olor materno ( el del líquido anmiótico). El encéfalo del RN secreción noradrenalina que facilita el aprendizaje olfatorio, por lo que el  olor materno es  particularmente llamativo para los RN y su reconocimiento temprano puede facilitar el establecimiento del vínculo y su adaptación postnatal (Porter, 2004).

Si nada más nacer, se  coloca al bebé  precozmente  sobre su  madre, en contacto piel con piel , se acelera  el reconocimiento del olor materno: A los 4  días, lo bebés que disfrutaron de ese contacto precoz  reaccionan de forma significativamente  diferente al olor de la leche de su madre en comparación al de otras madres (Mizuno e al, 2004; Adolfo papí).

Si se deja en decúbito prono  en contacto piel con piel entre los pechos desnudos de la madre, el recién nacido  permanece  un rato inmóvil, relajado y, poco a poco se produce lo que se denomina como “arrastre al pecho”, va reptando hacia los pechos (mediante  movimientos de flexión y extensión de las extremidades inferiores), toca el pezón, pone en marcha  los reflejos de búsqueda  (masticación , succión de su puño,  lengüetada), si se dirige  hacia la areola, que  reconoce  por su color  oscuro y por su olor, y  tras varios  intentos, comienza a succionarla  (Richard et al, 1990; Klaus 1998; Porter, 2004; Adolfo Papí). Esto probablemente permita que el bebé haga el resto de tomas de forma correcta. Se ha demostrado que es 2,2 veces menos probable que los bebés separados continúen con el pecho entre el mes y los tres meses de edad.

El proceso de arrastre al pecho que realiza el bebé en la práctica de CPP, puede durar desde 10 minutos a 1 hora. Pero todo esto necesita tiempo y un ambiente de tranquilidad y respeto. Como ya se ha dicho, es en este momento (las dos primeras horas tras nacer), cuando el bebé se encuentra    alerta tranquila, despierto, sin moverse apenas y con los ojos muy abiertos, pendiente de todo lo que ocurre a su alrededor, memorizando el olor de su madre, en el “periodo sensitivo” que ha sido provocado por la descarga de noradrenalina que tiene lugar durante el final del trabajo del parto. Y pasado este periodo, el recién nacido suele entrar en una fase de sueño profundo de la que es difícil despertarle. De ahí, que aprovechar esas primeras horas para conseguir que madre e hijo se reconozcan, a través del tacto y del olor, es fundamental de cara al vínculo futuro.

Así, la diferencia entre que exista ese contacto a que no lo haya es tal que los algunos  especialistas comentan que no es extraño que la depresión posparto sea más frecuente entre las mujeres que han sufrido la separación precoz de sus hijos.

Adolfo Gómez Papí nos dice que el CPP, por sus grandes beneficios al bebé y a la madre,  ha conseguido introducirse en las prácticas médicas perinatales, formando parte de los 10 pasos de la “Iniciativa Hospital  Amigo de los Niños”, estando incluido en la Declaración de los Derechos de la Madre y el Recién Nacido (World Association of Perinatal Medicine, 2001), en las recomendaciones  del Comité de Estándares de la Sociedad Española de Neonatología (Comité de Estándares SEN; 2001) y en las del Comité de Lactancia Materna de la Academia Americana de Pediatría (AAP, 2005).

En definitiva, el contacto piel con piel nada más nacer presenta grandes beneficios para la madre y el bebé.

Como ya sabemos, el trabajo del parto supone un gran estrés para el recién nacido. La práctica de contacto piel con piel precoz permite recuperarse al bebé con mayor facilidad del estrés del parto, y  pemrite al bebé estar más tranquilo. Esto sucede ya que el  estimulo de la piel de la madre  es un estímulo vagal, no adrenal, y si el bebé succiona el pezón materno le produce relajación.

Pero la práctica de contacto precoz no solo presenta beneficios en el bebé, además, en el postparto inmediato la madre muestra una gran sensibilidad de la piel de la areola y del pecho. Por lo que la unión del CPP madre-bebé y  la succión,  causa  un aumento de la secreción de la oxitocina. En consecuencia, la oxitocina, conocida como la hormona del amor o del comportamiento maternal,  provoca un aumento del tamaño del útero  y  la eyección de calostro, ejerciendo un efecto antiestrés en la madre (Zetterström, 2003; Adolfo Papí). Aunque los sentimientos de amor de la madre hacia su hijo/a recién nacido no son instantáneos, la primera hora parece ser de especial importancia  en el establecimiento del vínculo afectivo (Kennel, 1998).

Fuente:

  • Texto “Contacto Precoz”. Dr. Adolfo Gómez Papí, pediatra del hospital universitario de Tarragona Joan XXII, y miembro del Comité de Lactancia Materna, de la Asociación Española de Pediatría.
  • Pagina web consultada: Guía del niño. com

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