Se llama dislexia
¿Dislexia?
La dislexia es un trastorno específico de la adquisición de la lectura que va acompañada de dificultad en la comprensión lectora, la ortografía y la escritura. Es una dificultad de aprendizaje de la lectura, manifiesta en el reconocimiento de la forma precisa y fluida de las palabras escritas así como en la decodificación y deletreo. Se presenta en niños/as con inteligencia, motivación y escolarización adecuadas.
Esta dificultad de aprendizaje es la más común y afecta por igual a ambos sexos. Existen diferente formas y grados en la población que la presenta, de ahí la dificultad en la detección temprana. De hecho, no existe unidad en el porcentaje de personas que la presentan. Algunos expertos creen que el número varía entre el 5 % y el 10 % y otros dicen que hasta el 17 % de las personas muestran señales de dificultades en la lectura.
Principalmente, la dislexia es un problema con la precisión y fluidez al leer y como consecuencia puede crear problemas en otras habilidades como la comprensión lectora, ortografía, escritura, matemáticas.
Es importante saber que, las dificultades en la lectura y escritura son persistentes y aunque pueden modificarse no desaparecen con el tiempo. En la mayoría se pueden compensar para permitir a la persona afectada una lectura precisa. Aunque la dislexia afecta al aprendizaje, no tiene nada que ver con la inteligencia. Estos niños/niñas son tan inteligentes como sus compañeros, no «solo hacen uso de la inteligencia emocional» y no «se esfuerzan por encima de sus posibilidades». Muchas personas con dislexia tienen estudios superiores y carreras exitosas.
¿Por qué se produce?
Aún no existe un consenso que aclare exactamente qué causa la dislexia. Se establecen dos teorías, una de base neurobiológica y otra genética.
En relación a la teoría de base neurobiológica, se expone la posible alteración de la actividad de las áreas del lenguaje alojadas en el hemisferio cerebral izquierdo. Los estudios de imágenes del cerebro han mostrado diferencias entre las personas con y sin dislexia. Esas diferencias ocurren en áreas del cerebro relacionadas con habilidades para leer. Esas destrezas son conocer cómo los sonidos son representados en palabras y reconocer las palabras escritas.
En relación a la teoría de base genética, se habla de la dislexia como trastorno con una fuerte carga hereditaria. A menudo la dislexia se presenta en miembros de la misma familia. Nos dice que los estudios demuestran que el 40% de los hermanos y entre un 30 y un 50% de padres de un niño/as disléxico también lo son. Los científicos también han encontrado un grupo de genes relacionados con las dificultades para leer y el procesamiento del lenguaje. Esto significa que no hay factores externos causantes, sino que el problema se encuentra en la información genética (el ADN) del individuo. La alteración genética exacta causante de la dislexia aún no se conoce, aunque existen estudios que aportan datos interesantes.
(vídeo youtube: Josh Penn Desing)
¿Cuáles son sus señales?
Afecta de diferentes formas y en distintos grados. Los síntomas pueden ir desde alteraciones en la fluidez al leer y deletrear, hasta dificultades en la escritura, las matemáticas y el lenguaje.
Una indicación clave de la presencia de la dislexia en niños es tener problemas en:
- La decodificación de palabras (conciencia fonológica: habilidad de reconocer sonidos individuales en las palabras. Habilidad de hacer coincidir las letras con sus sonidos y después usarlos para leer palabras con precisión y fluidez).
- El reconocimiento global y almacenaje en la memoria de trabajo.
¿Cómo detectarla?
Los niños/as disléxicos suelen obtener puntuaciones dentro de la normalidad en todas las funciones cognitivas y un rendimiento menor al esperado en la lectura y de la escritura. Para diagnosticar la dislexia, nos tenemos que basar:
- Historia clínica (los antecedentes familiares y el desarrollo del aprendizaje del niño/a).
- Estudio neuropsicológico, con el que se valoran funciones de la inteligencia como el cociente intelectual global, la memoria, la coordinación motriz, la capacidad de atención o el lenguaje oral y escrito.
En ocasiones, debido a la dificultad en la detección, se evidencia cuando se dan problemas en habilidades más complejas. Estas pueden incluir la gramática, la compresión lectora, la fluidez al leer, la estructura de las oraciones y la escritura más detallada.
Una posible señal de la dislexia es cuando los niños evitan leer, tanto en voz alta como para sí mismos. Esto puede ocurrir incluso tras dominar los principios básicos de la lectura.
¿Qué hay que tener en cuenta en el tratamiento?
Una vez se ha diagnosticado la dislexia, hay aspectos muy importantes a tener en cuenta cuando se plantea el tratamiento:
- La presencia de una atención inestable o poco continuada es debido al esfuerzo que realizan para superar sus alteraciones perceptivas porque provoca un alto grado de fatigabilidad. De ahí que, los aprendizajes de lectura y escritura les resultan baldíos, sin interés y pierdan la motivación. Esto se complica si el aprendizaje de la lectoescritura se retrasa, ya que el ritmo escolar exige cada vez más de estas habilidades y el niño/a se distancia cada vez más de lo que ocurre en el aula. La motivación al esfuerzo y al trabajo compensa la dificultad, pero debemos evitar que esto incremente el nivel de autoexigencia y trabajar con ellos la aceptación del fracaso como una parte del proceso de aprendizaje. Es conveniente la ayuda de atención y el rescate auditivo a lo que se dice en el aula, para que aprenda por esta vía.
- El entorno escolar y familiar debe comprender el déficit perceptivo de estos niños/as y estimularlos. Cuando sus calificaciones escolares son bajas, pueden llegar a ser marginados del grupo y llegan a ser considerados (y a considerarse a sí mismos) como niños con retraso intelectual. Hay que prestar atención y considerar la frustración y la baja autoestima que esto genera. No sólo hay que identificar las dificultades del niño/a, sino también sus habilidades, que serán recursos importantes para superar y compensar los tropiezos. La coordinación entre la escuela, la familia y los especialistas que atienden al niño es fundamental.
- Hay que trabajar por la pertenencia al grupo ya que, por norma general, debido a las situaciones de frustración en las que suelen hallarse, desarrollan sentimientos de inseguridad. El reto está en la explicación y comprensión del déficit, en que el procesamiento de la información se realiza de forma diferente, que se lee de forma diferente, pero la incidencia en la capacidad intelectual es normal. Esto ayuda a crear un clima de generalización de todos estos aspectos de forma positiva al resto del entorno.
- La dislexia, acompaña al individuo durante toda su vida. Las manifestaciones se modifican con el tiempo y el enfoque de tratamiento se debe acomodar a cada etapa.
¿Cuándo intervenir?
La intervención educativa debe ser precoz. Los especialistas tienen que impedir que la dificultad lectora impida seguir el ritmo de aprendizaje del resto de alumnos/as y esto sólo es posible con una detección e intervención precoz.
Hay que explicar a los niños/as, de manera adecuada a su edad, la naturaleza de su problema. Tienen que saber que tienen dislexia y esto no quiere decir que no sean inteligente. Es necesario que todo el entorno comprenda esto y se tengan claras las necesidades. Además, hay que ser comprensivos, positivos y sensibles a la hora de detectar posibles problemas de autoestima.
Fuentes:
Guía práctica. La dislexia: Guía de detección y actuación en el aula. Gobierno de Aragón.
Guía Madrid con la dislexia.
Página web: ladislexia.net.
Pagina web: psicopedagogia.com/dislexia
Página web: understood.org
Pagina web: disfam.org
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