El apego también es cuestión de padres


John Bowlby fue precursor en la teoría del apego y junto a quienes dieron continuidad a sus estudios han conseguido que en la actualidad sea una de las teorías más tenidas en cuenta en el desarrollo del niño/a. Actualmente esta teoría es conocida por todo el mundo.  A través de ella se llega a un entendimiento mayor de que las necesidades afectivas y  emocionales  son tan importantes como las fisiológicas, e invita adoptar modelos de crianza responsables y  conscientes.

Crear  y  mantener vínculos de apego seguro es a día de hoy  una prioridad de muchos padres. Pero si  reflexionamos un poco, este autor desarrolló esta teoría hace 50 años y la sociedad y  lo modelos de familia han cambiado desde entonces, por lo que es lógico que nos la replanteemos o que puedan sugir dudas.

Generalmente, la figura de apego es la madre. Artículos y libros suelen centrarse en ellas. Ante esta situación los padres pueden verse desorientados  por su deseo de crear  lazos de apego seguro y por la falta de información sobre el rol a desempeñar para favorecerlos. El papel y la participación del padre es importante y su aportación es valiosa en cualquier configuración familiar.

¿Puede un padre ser la figura principal de apego?

La creencia de que sólo la madre puede ser figura principal de apego de un niño está muy extendida. Pero la realidad es bien otra, ya que los papás también pueden llevar a cabo esa misión.

La madre cuenta con ventajas, pero eso no significa que sea la única opción. La razones son muchas:

  • Los bebés presentan facilidad para vincularse a la persona dentro de la que han crecido durante la gestación. Las conexiones con su madre comienzan en esa etapa.
  • La lactancia materna es fundamental en el proceso de apego, ya que satisface una necesidad del bebé y  esto favorece el vínculo.

A pesar de todo esto, la respuesta a la pregunta es que sí. La prueba está en un experimento realizado por Harry Harlow en los años 60. Este psicólogo separó unas cuantas crías de mono de sus madres y las introdujo en jaulas. En el interior de aquellos espacios encontraban dos muñecos metálicos. Uno de ellos contaba con biberones llenos de leche. El otro no ofrecía alimento, pero estaba recubierto de felpa y proporcionaba calor. El investigador esperaba que las crías decidiesen pasar más tiempo con la madre que podía saciar su apetito. Sin embargo, los monos sólo recurrían a ella cuando tenían mucha hambre. El resto del tiempo preferían estar con la mamá de felpa. Harlow concluyó así que el amor no se establece tanto a través de la alimentación como a través del contacto.

El padre como figura de apego secundaria

Si  la mamá es la cuidadora principal del bebé, ella será la figura principal de apego:

  • Se establece una relación intima y a partir de ella construirá muchas otras durante la vida.

La presencia y disponibilidad del padre es relevante en el establecimiento de vínculos de apego seguro y  esta figura secundaria de apego es de gran importancia para el desarrollo de los niños/as.

Atendiendo a los estudios de  Mary Ainsworth indican:

  • Que los niños empiezan a mostrar conductas de apego hacia sus mamás a partir de los seis meses.
  • Rudolph Schaffer y Peggy Emerson descubrieron algo más: aproximadamente un mes después, esas conductas comenzaban a dirigirse también hacia otros miembros del núcleo familiar. Como podrás suponer, el padre era el principal receptor de ellas. Con apenas siete u ocho meses de edad, el niño puede empezar a formar vínculos consistentes con personas que no son su madre.
  • Schaffer y Emerson descubrieron además que el apego del niño hacia su madre no perdía fuerza al aparecer esta figura complementaria. Al contrario: la intensidad era mayor cuantas más figuras de apego pudiese añadir a su entorno próximo. De esta manera, los lazos entre padre e hijo favorecen el asentamiento de esa base de apego seguro, incluso cuando la madre es la referencia principal. Datos de especial importancia teniendo en cuenta que el estilo de apego que marca la infancia puede tener consecuencias durante toda la vida.

 

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