El TDA-H


El  TDA-H es un trastorno del desarrollo caracterizado por niveles de falta de atención, sobreactividad, impulsividad inapropiados desde el punto de vista evolutivo. Estos síntomas se inician a menudo en la primera infancia, son de naturaleza relativamente crónica y no pueden atribuirse a alteraciones neurológicas, sensoriales, del lenguaje grave, a retraso mental o a trastornos emocionales importantes. Estas dificultades se asocian normalmente a déficit en las conductas gobernadas por las reglas y a un determinado patrón de rendimiento, (Barkley en 1990).

Si comparamos las conductas de los niños inatentos con los hiperactivos-impulsivos, encontramos en común que a ambos les cuesta mantener la atención, seguir las rutinas y las órdenes o pautas de forma continuada y se diferencian por su impulsividad o precipitación:

En resumen, el niño/a que presenta TDA-H puede presentar estos comportamientos y manifestaciones:

  • A nivel motor: Suelen ser  inquietos y  provocar interrupciones en clase (charlar con los compañeros, hacer  ruido…).
  • A nivel de de procesos psicológicos básicos: Dedican más tiempo a las tareas escolares ya que se distraen con facilidad debido a su dificultad de concentración, además esto repercute negativamente en sus resultados escolares. Ese bajo rendimiento escolar es consecuencia también de una mala memoria secuencial, produciéndoles dificultades de aprendizaje tanto en operaciones aritméticas, como en lecto-escritura.
  • A nivel social: Su impulsividad les suele llevar a un deseo de terminar las tareas lo más rápido posible, lo que provoca que cometan tantos errores, como comerse sílabas o palabras cuando escriben o leen, confundir unas palabras con otra.
  • A nivel emocional: Puede provocar  una baja autoestima sobre si mismo apareciendo entonces otros trastornos como la depresión y la ansiedad, trastorno de conducta, trastorno oposicionista desafiante, en definitiva, una detección no temprana les puede conducir a cualquier tipo de conducta disfuncional.

Como educadores, guías y  padres, debemos evitar el etiquetado  social y psiquiátrico. Estos niños y  niñas tienen un potencial enorme que hay que descubrir con ellos/as. Debemos darles herramientas para gestionarse y aprender  a mejorarse, en definitiva,  para aprender a aprender. Cuando los niños/as se sienten queridos, sienten más seguridad y  la capacidad de enfrentar  la tarea es mayor. Por tanto, quiera de verdad a quien guía, un alumno/a, un hijo/a, un hermano/a, y  si no lo quiere naturalmente, aprenda a quererlo. Eso es la enseñanza, un continuo aprendizaje para todos.

<<No quiero que me quieras porque gané, necesito que me quieras para ganar>> (Marcelo Bielsa).

BIBLIOGRAFÍA

CIE 10 (1994). Trastornos mentales y del comportamiento. Madrid: Meditor.

American Psychiatric Association (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR), 1ª Ed. Barcelona: Editoral MASSON.

fundacioncadah.org

tdahytu.es

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