Enseñar y empoderar adecuándonos a la edad
Será a partir de los dos años cuando los niños y niñas comienzan a desarrollar el sentido de autonomía o la etapa de “lo hago yo solito/a”. A partir de los dos a los seis años se desarrolla el sentido de la iniciativa y tendrá mucho interés por explorar y experimentar.
Estas etapas del desarrollo no significan que haya que permitir a los niño/a a hacer lo que quieran. Será por esta razón por la que los esfuerzos de los padres para conseguir la colaboración del niño/a deben ser amables y firmes en lugar de controladores punitivos.
Durante el desarrollo infantil se establecen conexiones cerebrales que marcan la personalidad y usted deseará que su hijo/a piense “soy capaz; soy competente; me quieren; puedo intentarlo, cometer errores y aprender”. Si educa a su hijo/a desde la crítica, la culpa, la vergüenza o el castigo, estará fomentando creencias desalentadoras. Una manera de aplicar herramientas educativas adecuadas al nivel evolutivo es fomentar aquellos puntos fuertes que el niño/a muestra, es decir –lo que sabe hacer- y retarle para que aprenda un poco más. Estas habilidades son aprendidas con la guía del adulto. Ayúdele inicialmente en las actividades que quiere que aprenda y finalmente lo hará sólo.
Podrá aplicar este proceso una y otra vez en todo tipo de aprendizajes a medida que el niño/a crece y se desarrolla, empoderándoles y haciéndoles más capaces de encontrar soluciones. De forma que lleguen a convertirse en niños/as respetados, tenidos en cuentas y libres de nuestras expectativas como padres, capaces de gestionar sus emociones y los conflictos con el entorno.
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